La vida en pareja a veces no es tan plácida como cabría esperar. Por más que queramos mucho a la otra persona, siempre hay momentos en los que la duda nos asalta. ¿Estaremos con la persona adecuada? ¿Tal vez estamos encerrados en una relación en la que la pasión se convirtió en rutina? Es normal que, cuando llevamos ya un tiempo en pareja, empecemos a darle vueltas a la cabeza a este tipo de asuntos. Agobiados normalmente por la vida que tenemos fuera de casa, por el trabajo, por la presión social o familiar, a veces pagamos los platos rotos con nuestra pareja, que no tiene culpa de nada. Por eso conviene desconectar de vez en cuando de todo ese barullo y relajarnos, en una escapada romántica, por ejemplo.
Claro que no hace falta salir de casa o ir demasiado lejos para desconectar de todo lo de fuera, porque también nos podemos proponer tener un finde sin teléfonos ni presión de ningún tipo, solo para los dos, metidos en casa y disfrutando del tiempo libre. Sin embargo, lo bueno de las escapadas es que suponen un cambio de ambiente, algo que nos ayudará bastante a quitarnos de encima esa presión, a cambiar también el chip. Si tenemos la posibilidad de escaparnos un par de días a la playa, la sierra o cualquier otro destino donde podamos estar tranquilos y a nuestro aire, deberíamos considerarlo como una oportunidad para relajarnos, para rebajar la tensión que pueda haber en la relación, para relanzar la pasión y volver a avivar esa llama que mantiene vivo el amor. Aquí te vamos a dar algunos consejos para disfrutar de la escapada romántica perfecta.
El destino adecuado
El destino, sin ser lo principal para una escapada, si que es importante para disfrutar del relax que estamos buscando. Porque no será lo mismo hacer una escapada a una casa rural en la sierra para pasear y ver las estrellas de noche, que ir a Madrid, por ejemplo, a ver alguna obra de teatro musical y disfrutar de la ciudad, con su caos y todo. Dependerá de nuestra idea y de lo que queremos hacer, pero si buscamos desconectar un poco de todo lo demás, lo mejor es acudir a un destino que no se parezca nada a donde vivimos normalmente. La playa suele ser siempre un acierto, incluso en temporada baja, porque solo con ver el mar y pasear por su lado, el ambiente ya cambia. La decisión deberá ser consensuada, a no ser que sea una sorpresa para tu pareja.
El alojamiento
Igual que ocurre con el destino, el tipo de alojamiento dependerá de lo que busquemos y en este caso, también de nuestro presupuesto. Si queremos que la escapada sea realmente romántica y perfecta, existen multitud de casas y apartamentos rurales muy coquetos que ofrecen servicios no solo de alojamiento, sino también de cenas románticas, paseos por los alrededores, copa de bienvenida, bombones, etc… Todo para que la escapada salga de maravilla, según lo que estábamos preparando. Si hace falta gastarnos un poco más por tener un alojamiento apropiado, bonito y especial, que aumente el romanticismo, lo haremos. Nada peor que ir en busca de una escapada especial y tener que conformarnos con un lugar cutre donde quedarnos a dormir.
La gastronomía local
Recorrer los pueblos de nuestra geografía es un placer a muchos niveles, empezando por sus vistas, por la cultura que emana de ellos y su historia, pero también por su gastronomía. Prácticamente allá donde vayamos encontraremos algún sitio que destaque por sus platos típicos, las recetas más especiales y deliciosas. La gastronomía puede ser también un punto importante a la hora de elegir el tipo de destino que queremos. Por ejemplo, la Alpujarra granadina es una región en las faldas de Sierra Nevada, con un encanto muy especial, unos pueblos preciosos y muy románticos, y una gastronomía que vuelve locos incluso a los más exigentes. Un destino así es sencillamente perfecto para poder compartirlo con la persona a la que amamos.
No te agobies con visitas y excursiones
Hay que saber muy bien qué es lo que buscamos en esa escapada, y si es relax, debemos dedicarnos simplemente a relajarnos, a la contemplación, al placer de pasear, de dejarnos llevar por el tiempo, sin hacer nada. Claro que debemos visitar los monumentos principales de los alrededores, o hacer excursiones que sean imprescindibles. Pero no podemos cambiar el agobio de entre semana, con el trabajo y todas las demás obligaciones, por el agobio que nos autoimponemos a la hora de visitarlo todo cuando acudimos a cualquier lugar nuevo. No pasa nada si solo salimos un rato del hotel o el alojamiento, porque preferimos descansar y hacer otras cosas. Debemos despejar nuestra mente de todo lo que pueda suponer agobio, para que así la escapada cumpla con su cometido.
Lo más importante: disfruta de tu pareja
El cometido es relajarnos y olvidarnos, aunque sea por un par de días, de todo lo que hay en nuestra vida rutinaria. O casi todo. Porque el hecho de hacer esta escapada con nuestra pareja significa que queremos también hacerla partícipe de todo esto, disfrutar de nuestro tiempo libre con ella. En muchos casos, hay parejas que apenas se pueden ver entre semana, por sus trabajos, por sus obligaciones, y utilizan los fines de semana para pasar tiempo juntos. Pueden hacerlo en casa, pero escaparse a cualquier lugar nuevo y romántico siempre suele funcionar mejor, porque nos ofrece una alternativa a lo de siempre, a lo que ya estamos acostumbrados, para salir de la rutina. Eso es algo muy bueno para una relación, no solo pasar tiempo juntos, sino ir más allá de lo que se hace siempre, demostrando que todavía hay mucha pasión que compartir entre los dos.